En Liñares de Bidul, cogemos un camino que sale a la izquierda en dirección este. Al comienzo, nuestros pasos discurren por un buen camino que atraviesa monte hacia abajo, que al poco se convierte en un camino descendiente de bastante pendiente. Más adelante, encontramos las ruinas del pueblo de Ludeiro dando entrada a un paraje de rocas y bosque autóctono. Continuamos por un camino bastante resbaladizo, que atraviesa varios sotos y riachuelos pasando junto a los restos de antiguas corripas.

En cada paso, el camino es más hermoso, siguiendo el riachuelo del Navallo, encajado en el fondo del valle, donde encontramos una casa habitada temporalmente y que posee una fuente. Seguimos el camino hasta llegar a la carretera, donde cogemos a la izquierda hasta la entrada de la pista con el indicador hacia Riodeporcos, por la que continuaremos la ruta.

Dejando el puente colgante de Riodeporcos a la izquierda, seguimos nuestra andadura de frente, encontrándonos con el camino de la República (antiguo camino hecho a mano en los años 30 y 40 que une A Fonsagrada y San Antolín de Ibias), que discurre pegado al embalse de Grandas de Salime.

Continuamos el canal del río Navia, disfrutando de un paisaje fluvial de gran belleza y valor ecológico, hasta llegar a la Fábrica, lugar donde se fundía el mineral hasta el año 1875, y del que aún hoy se conserva su imponente chimenea.

En la aldea abandonada de la Fornaza se encuentran los restos de antiguos hornos de fundición de hierro y una antigua capilla.

Siguiendo el camino pegado al río Lamas, llegaremos a la Ferrería de Vilar de Cuíña, que tuvo actividad hasta finales del siglo XIX. Después de dejar este lugar, hoy convertido en área recreativa, continuamos el camino de la República acompañados de la belleza paisajística de la ribera del río Lamas hasta llegar al puente de Villabol, donde finaliza nuestra andadura.